Quemarse a lo bonzo

Suelo navegar mucho por internet, en plena era de las comunicaciones, y recordé un reportaje sobre un monje budista vietnamita que se inmoló en protesta que sufrían los budistas por parte del gobierno que estaba en ese entonces. 

El monje cuyo nombre era Thich Quang Duc, se sentó en una calle de Saigon el 11 de junio de 1963, sus compañeros, lo rociaron de un líquido inflamable, y el mismo, se prendió fuego hasta morir.

Tras su muerte la comunidad budista lo incineró en un ritual funerario, pero su corazón permaneció intacto, Así, se le consideró sagrado y fue puesto bajo el cuidado del Banco Nacional de Vietnam.
Hubieron otros budistas que hicieron lo mismo, pero su foto fueron las que dieron la vuelta al mundo, Malcolm Browne ganó un premio Pulitzer por la fotografía del monje, al igual que David Halberstam, quien realizó un informe sobre el hecho.

Me parece triste el hecho de que un gobierno oprima a su pueblo, hasta tal punto que éste proteste de diversas y macabras formas, pero la historia se repite y se repitirá mientras el hombre sea hombre y hayan distintos puntos de vista y la gente no se entienda, o la propia ambición de poder.