Al igual que las mentiras, también se han constatadas varias afirmaciones con las que popularmente hemos crecido.
1. Bajo la lluvia, si corres ¿Te mojas menos? Depende. Sobre
todo, de la velocidad a la que corramos y del tiempo que permanezcamos bajo la
lluvia. De hecho, existe una ecuación con la que descifrar en que casos es
cierta o falsa esta afirmación. La ecuación es: Densidad de la lluvia que esta
cayendo, multiplicada por la superficie superior de nuestro cuerpo, y a su vez
multiplicada por: VR+A (la suma de la velocidad a la que vamos y nuestra área)
por Vp (velocidad de la lluvia). Además, a esto se le suma el tiempo que
pasamos bajo la lluvia. ¿El resultado? Cuanto más tiempo pases bajo la lluvia,
o cuanta mayor velocidad lleves al correr, mas te mojaras.
2. ¿Bostezar es contagioso? Si, hasta los chimpancés imitan
el bostezo cuando ven a otro congénere bostezar, aseguran un estudio de la
universidad inglesa de Stirling. Y según las imágenes de los escáneres
cerebrales, parece que en el ser humano se trata de un acto completamente
inconsciente que reside en la zona periamigdalar, relacionada también con la
expresión facial y su interpretación emocional.
¿porqué?
Una de las teorías más fiables acerca del
contagio del bostezo es la Teoría de la mente (Evolucionaria). Este teoría se
basa en que cuando una persona está en estado del aburrimiento a un estado de
alerta o viceversa, lo comunica a través del bostezo (de forma inconsciente)
para que los de alrededor se enteren y puedan actuar en consecuencia con otro
bostezo. Por ello, se puede pensar que hace miles de años el rol del bostezo
era esencial para comunicarse en grupo, coordinar las horas de sueño, etc. Por
tanto, según esta teoría, su papel social sería muy importante y esto
justificaría que a los niños con edades tempranas no les influya el contagio
del bostezo. Porque no han desarrollado todavía la empatía suficiente ni son
conscientes de sí mismos. Esta teoría explica por qué se produce con mayor
frecuencia los bostezos en personas más seguras de sí mismas y con mayor
empatía hacia los demás, también explicaría que solo los humanos y los
chimpancés desarrollen el bostezo contagioso.
3. ¿Se tarda siete años en digerir un chicle? No, los ácidos
estomacales no hacen distinción entre los diferentes elementos que entran en
nuestro sistema digestivo, ya sea materia orgánica o química, como es el caso
del chicle. En digerirlo, nuestro estomago tardará mas o menos lo mismo que con
cualquier otro alimento indigesto; unas 20 horas. Dicen que el mito de los
siete años fue inventado por las madres que querían evitar las caries que
producían los chicles con azúcar.
¿Se acuerdan de los Boomer y de este formato?XD
4. ¿La gran muralla china se puede ver desde el espacio? No,
Yang Liweu, el primer astronauta chino que viajo al espacio, aseguró al volver:
“La gran Muralla china no se ve desde ahí arriba”. Desde entonces, se ha dado
por hecho que esto no era más que un mito erróneo, hasta que la agencia Europea
del Espacio publicó en 2004 unas imágenes que eran, precisamente, e la Gran
Muralla tomadas desde el espacio. A los pocos días tuvieron que rectificar, ya
que los investigadores chinos describieron que lo que parecía la Muralla no era
más que el recorrido de un río que fluye al noreste de Pekín. Tampoco se puede
ver desde la Luna.
5. ¿Los gatos siempre caen de pie? Si, Estudios científicos
de los años 80 avalan que tiene un movimiento reflejo que les hace “colocarse”
en el aire de manera que siempre caen de pie. Esto es posible gracias a su
columna inusualmente flexible y a que carecen de un equivalente a nuestra
clavícula en su esqueleto. Todo esto les permite amortiguar el golpe desde
grandes alturas. De hecho, cuanto más alto, más tiempo les da a reorientarse y
a preparar el ángulo perfecto de la caída.
6. ¿Los animales prevén los terremotos? Si, Un estudio
realizado con perros en la Universidad de Columbia demuestra una evidente
alteración previa a movimientos sísmicos importantes. También, un científico
que estudiaba dos manadas de elefantes en Sri Lanka durante el tsunami de 2004
vio como estos animales huían tierra adentro. Pero ¿Qué les pone sobre aviso?
Pues una teoría asegura que son capaces de sentir cambios en el campo
electromagnético de la Tierra y otra, que “huelen” gases emanados antes de un
terremoto, como el radón y el hidrógeno. Antes del Tsunami, los elefantes
huyeron 5 kilómetros tierra adentro.
7. ¿Se puede morir de risa? Si, la denominada hilaridad
fatal, que así se ha llamado a esta risa mortal, tuvo como primera victima al
filósofo griego Crisipo de Soli. ¿El motivo de tanta carcajada? Ver a su burro
alimentarse de Higos. El ultimo caso: Un físico danés llamado Ole Bentzen, quien
falleció en 1989 “gracias” a la película Un pez llamado Wanda. En una escena de
esta, su pulso aumentó de 250 a 500 pulsaciones por minuto, lo que le provocó
un ataque cardiaco.
8. Si todos los chinos saltaran a la vez, ¿Cambiaria el
sentido de rotación de la tierra? No, O digamos, más bien, improbable, Resulta
que hay unos 1.313 millones de chinos que viven en la Republica Popular China.
Si alguien consiguiera que saltasen todos a la vez y llegaran todos al suelo al
mismo tiempo, el efecto seria como la explosión de algo más de medio Kilotón.
Aunque, eso si, repartida por una superficie terrestre tan amplia que su efecto
no se notaria prácticamente.
9. ¿Los hombres piensan en sexo cada siete segundos? No, En
realidad es cada 52 segundos, según afirma la neuróloga estadounidense Louann
Brizendine en su obra El cerebro femenino. Y este dato contrasta con la única
vez al día en que piensa en sexo una mujer. Para llegar a esta conclusión, ha
analizado la actividad cerebral de hombres y mujeres utilizando las últimas
técnicas de resonancia magnética.
10. Una moneda tirada desde un rascacielos ¿Puede matar a un
peatón? No, para empezar, por que la aerodinámica de una moneda hace que planee
(esto es, que venza la fuerza de rozamiento) como lo hace la hoja de un árbol.
Por tanto, a pesar de la velocidad que cogerá la moneda al caer, lo más que
podrá provocar es un hematoma, pero nunca un golpe mortal. Una bala, por
ejemplo, esta fabricada aerodinámicamente para hacer daño (evita el
rozamiento).
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